En un mundo en el que se produce suficiente comida para toda la población e incluso se desperdicia un tercio de esta producción cada año, resulta absurdo que 690 millones de personas se vayan a la cama con el estómago vacío(1). En 2019, la inseguridad alimentaria aguda afectaba a 135 millones de personas en 55 países.

Las formas en que los alimentos se desperdician varían según el grado de desarrollo de los países; cuando es alto, el desperdicio ocurre en el plato, es decir comida viable para su consumo es cosechada, comprada y tirada en detrimento de todas las personas; mientras que en países en desarrollo se pierde durante la producción, debido a que plagas, situaciones ambientales extremas o deficiencias en el almacenamiento o transporte no permiten que los alimentos lleguen al mercado.
Buscando mitigar cifras incluso más agudas que estas en la década de los ochenta, Evangelina Villegas Moreno, bioquímica mexicana especializada en química de cereales, se dio a la tarea de que el maíz tuviese mayor valor nutrimental para aquellas personas que debido a las serias dificultades para obtener alimentos su dieta se acota casi por entero al maíz.

Menú limitado, serio problema
El trigo, el arroz y el maíz son los cereales que más se consumen en el mundo, pero cuando estos no son consumidos con otras clases de alimentos como leguminosas, verduras y frutas, los problemas de malnutrición llegan.
En el caso específico del maíz, este contiene 10 por ciento de proteína y mucha metionina y cistina, aminoácidos fundamentales para la fabricación de queratina, pero resulta que el valor nutrimental del maíz es bajo cuando no se combina con fuentes más efectivas de lisina y triptófano, dos aminoácidos que están poco presentes en el maíz.
La lisina es una sustancia orgánica que constituye el componente básico de las proteínas, pues se encargan de formarlas, así mismo está implicado en otorgar fuerza a los tendones, ligamentos, piel, vasos sanguíneos y tejidos; por todo lo anterior es que actualmente se usa mucho entre deportistas, pero además sirve para tratar herpes, porque inhibe este virus y también se suministra para tratar sarampión y anorexia.

En 1963, Lynn Bates descubrió dos razas de maíz originarias de los Andes con niveles de lisina y triptófano mayores de lo normal debido al gen denominado opaco-2, pero los granos de este maíz eran opacos, pesaban hasta 20 por ciento menos del normal y eran susceptibles a insectos y enfermedades.
Lograr un maíz con mayor calidad de proteína es valioso como alimento animal, ya que ayuda a reducir los requerimientos de otras fuentes de proteína, pero además puede ayudar en las regiones del mundo donde el maíz es la fuente primaria de energía.

Pues bien, sabiendo que, además de lo anterior, incrementar la lisina en el maíz sería importante porque reduce adherencias de grasa asociadas con enfermedades cardiacas y mejora la asimilación del calcio, Evangelina Villegas mejoró la cantidad que hay de esta sustancia en el maíz, nombrando a este logro proteína de maíz de alta calidad (QPM, por sus siglas en inglés).
Con pocos recursos y mediante metodologías fitogenéticas convencionales como la selección, la química Villegas y el mejorador Surinder K. Vasal superaron los defectos del opaco-2, y mantuvieron una calidad nutricional superior. En conjunto lograron convertir granos harinosos en granos duros y le dieron al maíz niveles de proteína mejores, así como sabor normal y resistencia a plagas(2).
Con esta mejora, que llega antes de la tecnología de marcadores de ADN que permiten seleccionar a nivel genético y de forma eficiente los rasgos a preponderar, también se vio incrementado el triptófano en este QPM. Dicha sustancia favorece la síntesis de serotonina que como neurotransmisor ayuda a la transmisión del impulso nervioso y favorece la síntesis de la melatonina que regula el sueño, además de ser precursor de la vitamina B3.
Una vida entre pasos constantes

Evangelina Villegas nació en la Ciudad de México en 1924, el mismo año en que fue electo como presidente Plutarco Elías Calles. En la década de los treinta, cuando Evangelina era aún una niña, en México las mujeres estaban ganando terreno en empleos como la administración pública y aunque no se trataba de puestos de renombre, su incursión en estos espacios representó un cambio en los lugares que las mujeres ocupaban, sobre todo las de clase media.
Villegas Moreno se licenció en química y biología en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), en una época en que las mujeres no solían acceder a estudios superiores(3), luego realizó una maestría en ciencias con especialidad en tecnología de cereales. Tanto su maestría como su doctorado los cursó en Estados Unidos, en la Universidad de Kansas y en la Universidad Estatal de Dakota del Norte, respectivamente. En Kansas fue alumna destacada y crearon un premio con su nombre. Terminó su doctorado en 1967, el cual fue en química de cereales y fitotecnia.
A su regreso a México, en 1950, empezó a trabajar como investigadora en el Instituto Nacional de Nutrición en la Oficina de Estudios Especiales, que era un programa cofinanciado por la Fundación Rockefeller y la Secretaría de Agricultura, hoy denominada Sader. La antes oficina se convirtió en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)(4).
Poco se sabe de la vida personal de Evangelina Villegas, pero le debemos la posibilidad de llevar nutrición a quienes la alimentación balanceada les es vedada por nuestros sistemas de compra y venta de alimentos.
Mejoras de largo aliento
La investigación que derivó en la producción de QPM requirió años de esfuerzo. En la década de los setenta, Evangelina trabajó junto a Surinder Vasal, el genetista encargado de mejorar las semillas en el CIMMYT. El equipo de Villegas analizaba más de 26 mil muestras de maíz al año para lograr un banco de granos con mejores cualidades nutricionales, las observaciones a las muestras también sirvieron para informar al equipo de Vasal y permitirles tomar mejores decisiones en la siembra y polinización de distintas líneas de maíz.

A inicios de los años ochenta, el banco de semillas QPM se había logrado, pero pasaron diez años para que se le inyectara suficiente dinero al proyecto que fue evaluado por primera vez en el país africano Ghana, ahí se encontró que aves y cerdos crecían más sanos con QPM, pero que además la nutrición de los niños mejoraba.
Evangelina fue mentora de jóvenes científicos en África, donde se convirtió en asesora de la Sasakawa Africa Associaton, posteriormente hizo lo mismo en Asia, sitio en el que también se evaluó la viabilidad del nuevo maíz. Así mismo, se desempeñó como consultora de calidad de maíz y trigo para programas nacionales de investigación en América Latina, África y Asia(5).

Villegas se retiró del CIMMYT en 1989. Desde ese momento fue consultora en evaluación química de proteína de calidad del maíz para Sasakawa Global 2000, una organización internacional que trabaja para mejorar la tecnología agrícola en África.
Desde 2001, Villegas fue miembro del Grupo Politécnico Mexicano, una asociación civil enfocada en promover y apoyar la ciencia y la tecnología en México.
Uno de los reportes más llamativos sobre el uso de QPM fue el realizado en Etiopía en 2002. Dicho estudio demostró que la tasa de crecimiento en la niñez alimentada con el maíz mejorado aumentaba 15 por ciento en comparación con el maíz normal.

Dos años antes ya se tenían pruebas suficientes sobre los beneficios de QPM, pero se seguía evaluando su pertinencia en diferentes espacios para entender cómo funcionaba nutricionalmente bajo diferentes condiciones. Por la evidencia de su logró científico, en el año 2000, Villegas y Vasal recibieron el premio Word Food Prize, siendo Evangelina la primera mujer en obtenerlo.
Dicho premio se otorga a quien mediante un logro específico y significativo “promueva el desarrollo humano con un aumento demostrable en la cantidad, calidad, disponibilidad o acceso a los alimentos a través de intervenciones creativas en cualquier punto dentro del alcance total del sistema alimentario”, señala la fundación Word Food Prize en su página(6).
Para cederlo, puntualizan, “el impacto de este logro debe ser mensurable, cuantificable o demostrado de otra manera, ya sea en términos de reducción de la pobreza, el hambre o el sufrimiento; o mejora de la salud, la nutrición, la calidad de vida y el bienestar”.
Todos estos eran requisitos con los que cumplía la investigación más destacada de Evangelina Villegas, prueba de ello es que actualmente las poblaciones de maíz mejoradas en el CIMMYT son empleadas en 100 países, incluyendo híbridos resilientes de alto rendimiento que se cultivan en 20 millones de hectáreas en zonas tropicales y subtropicales.
Herencia mexicana

Además de ser un gran ejemplo de la dedicación en la investigación, Evangelina logró crear un fondo de becas escolares para los “pajareros”, como se le conocía a los jóvenes que ahuyentaban a los pájaros que rondaban los graneros de los campos experimentales del CIMMYT.
En 2017, el mismo año en que falleció Evangelina a sus 92 años, se nombró al laboratorio de calidad de maíz como a esta bioquímica mexicana que logró una de las aplicaciones más importantes en el campo. La actual jefa del laboratorio indicó que siguen aplicando “los métodos químicos y analíticos que Evangelina creó para monitorear la calidad de la proteína de QPM”(7).
Por su parte, durante el nombramiento del laboratorio, su excompañero de trabajo, Surinder Vasal, indicó que: “Al requerir la capacidad de seleccionar complicadas combinaciones de genes antes del surgimiento de los marcadores de ADN y la ingeniería genética, el programa no habría tenido éxito sin el trabajo científico que Villegas realizó en el laboratorio”.
En 1966 , el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias de México la honró, por su parte el Instituto Politécnico Nacional la nombró Exalumna Distinguida en 1972.
Asimismo, el presidente Ernesto Zedillo le otorgó el premio Mujer Mexicana del Año en 2000. Además, fue incluida en la lista de Mujeres Distintas Internacionales de Alpha Delta Kappa y recibió la Medalla Lázaro Cárdenas del Instituto Politécnico Nacional. También recibió un doctorado honoris causa de la Universidad Agrícola Autónoma Chapingo de México en 2002(8).

Fuentes:
- https://es.wfp.org/hambre-cero
- https://repository.cimmyt.org/bitstream/handle/10883/802/90523.pdf?sequence=1&isAllowed=y
- https://www.ipn.mx/assets/files/dess/docs/Mujeres.pdf
- https://www.cimmyt.org/es/
- https://www.chemeurope.com/en/encyclopedia/Evangelina_Villegas.html
- https://www.worldfoodprize.org/index.cfm?nodeID=87515&audienceID=1
- https://www.cimmyt.org/es/uncategorized/cimmyt-nombra-un-laboratorio-en-honor-de-evangelina-villegas-premio-mundial-de-la-alimentacion/
- https://docplayer.es/94688662-Manejo-integrado-de-malezas-una-herramienta-y-una-solucion.html