Con información de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM.
En México, indican los especialistas en medio ambiente, cada año se generan alrededor de 70 millones de toneladas de residuos orgánicos, material denominado biomasa que, con 15 toneladas diarias, podría generar energía eléctrica suficiente para 300 casas.
Con estos datos y en la búsqueda de nuevas tecnologías sustentables, que permitan tener ambientes más limpios y de acceso fácil para la población en general, el Laboratorio de Gasificación del Instituto de Ingeniería de la UNAM, a cargo del Dr. Javier Aguillón, decidió crear un gasificador que genere energía eléctrica con los residuos de la ciudad, como las 12 mil toneladas diarias de basura, de las cuales el 50% es orgánica.
El gasificador, indica el Dr. Aguillón, genera una combustión parcial; es decir, una cantidad mínima de oxígeno que produce gases combustibles, como el monóxido de carbono y el hidrógeno, que a su vez se limpian, enfrian y utilizan en motores de combustión adaptados.
El primer paso es recolectar los residuos y transportarlos al gasificador, donde son sometidos a un proceso de disminución de humedad; posteriormente, se colocan en un molino que los tritura hasta un tamaño que va de los 2 a los 5 centímetros.
Una vez terminado el paso anterior, los desechos se ponen en una tolva ubicada en la parte superior de la instalación y se alimenta al gasificador a través de un tornillo sin fin. Las reacciones químicas que se producen son varias y el resultado es un gas de síntesis, constituido por 30% de mónoxido de carbono en volumen, 12% de hidrógeno, 5% de metano, 12% de dióxido de carbono y el resto de nitrógeno.
Ese gas se enfría, se filtra por una fibra de vidrio para atrapar los hidrocarburos que no pudieron ser destruidos en el proceso térmico, y, finalmente, es enviado a un motor que producirá la energía eléctrica.
Hasta el momento, sólo se han trabajado con ramas, pasto y hojas de Ciudad Universitaria, para realizar pruebas experimentales que permitan evaluar el funcionamiento de diferentes mezclas de biomasa, aunque se puede adaptar a otros residuos.
Otro de los puntos a favor, y muy importante, es que este gasificador no necesita de agua para producir la energía que lo haga funcionar, sino que trabaja en seco.
Por ahora, la energía producida se destinará al alumbrado del campus universitario; pero el objetivo a largo plazo es llevarla a otros estados y municipios, incluso a zonas particulares donde haya mucha biomasa y adaptarla a sus necesidades, de tal forma que las personas lo puedan manejar por ellos mismos.
Sin duda, este tipo de tecnología, 100% mexicana, será muy útil en el futuro.
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