Años atrás, se creía que las neuronas no se regeneraban y que tampoco se creaban nuevas; sin embargo, estudios recientes han demostrado que la producción de neuronas no se detiene y es indispensable para regular el estado de ánimo.
Al nacimiento de nuevas neuronas, se le conoce como neurogénesis, y este proceso, en la zona denominada como hipocampo, es crucial para evitar transtornos como la depresión, patología asociada, además, con la pérdida y la producción de neuronas.
Los especialistas encuentran la relación entre el estrés y la depresión como una patología mediada por las hormonas glucocortiroides, como el cortisol, que ayudan a regular la neurogénesis gracias a su efecto placentero.
Ahora bien, cabe mencionar que los niveles de esta hormona también se han encontrado en niveles altos en personas con depresión severa; de ahí que se establezca que un poco de estrés puede ser benéfico para nuestro organismo, como un elemento estimulante.
¿Cómo funciona el cortisol?
El cortisol actúa sobre el receptor de glucocorticoides y facilita la activación de diversos genes y la producción de proteínas. El resultado final para el cerebro es la disminución del nacimiento de nuevas neuronas.
Una investigación del Kings College of London, identifica una proteína clave en el efecto perjudicial a largo plazo del estrés y su relación con la depresión.
Esta proteína, denominada SGK1, permite el equilibrio de sodio en nuestro organismo, pero, en los últimos estudios, también se demuestra su relación con las hormonas que regulan el estrés.
Al medir el efecto del cortisol a lo largo del tiempo, los científicos encontraron que los niveles elevados de SGK1 potencian y mantienen el efecto a largo plazo de las hormonas del estrés, por medio del mantenimiento de los receptores de los glucocorticoides activos, los cuales disminuyen la proliferación celular en dos regiones del hipocampo: una implicada en la regulación del estado de ánimo y otra en la cognición.
Por fortuna, estos nuevos hallazgos han permitido a los expertos revertir el efecto adverso del estrés con inhibidores que pronto podrían convertirse en fármacos contra patologías como la depresión.