La resonancia magnética permite a la interacción de los investigadores químicos con las sustancias para saber cómo son a nivel atómico o cómo se transforman; por esta razón, se inauguró el Laboratorio Universitario de Resonancia Magnética Nuclear (LURMN), con la presencia del rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.
Con este nuevo espacio se podrá utilizar esa técnica, la más poderosa en la actualidad para determinar la estructura de biomoléculas (como enzimas y proteínas de membrana); contribuirá en el diseño de nuevos fármacos o estudios a obras de arte a través de cromatógrafos de líquidos, gases y luz infrarroja.

El LURMN, que forma parte del Instituto de Química (IQ), tiene un detector que trabaja a menos 270 grados centígrados, lo que le permite analizar moléculas en cantidades muy pequeñas y el estado de cada átomo. También se puede determinar la composición de ciertas mezclas, como el líquido cefalorraquídeo o el plasma de la sangre, entre otras.
El laboratorio, además, tiene la función de ser eje de interacción con otras entidades universitarias e instituciones nacionales que centran sus estudios en la química y la bioquímica estructural.
De acuerdo con los expertos del IQ, actualmente hay investigaciones en curso con la Red de Apoyo a la Investigación (RAI) de los Institutos Nacionales de Salud, y un proyecto en específico sobre la metabolómica de líquido cefalorraquídeo, en colaboración con el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.
El LURMN, contó con recursos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se integra a dos laboratorios nacionales que ya tiene el IQ de la UNAM: el Nacional de Estructura de Macromoléculas (LANEM) y el Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (LANCIC).