El Departamento de Agricultura de Estados Unidos concluyó una norma para reconocer a México como un país libre de peste porcina (CSF). Con esta iniciativa, los estados mexicanos podrán exportar carne de cerdo a territorio estadounidense. Lo anterior se logró luego de que autoridades mexicanas solicitaran una revisión detallada al Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas (APHIS).
En los resultados, se determinó bajo riesgo en la entrada de CSF a Estados Unidos a través de puercos vivos exportados desde México. Para el país vecino, es muy importante mantener vigilados estos productos; de este modo evitan el esparcimiento de la peste porcina, erradicada en ese territorio en la década de lo 70. El presidente del Consejo Nacional de Productores de Cerdo aseguró que México es el segundo mercado de exportaciones y, por ello, es importante mantener una buena relación.
La peste porcina, una enfermedad que puede no presentar síntomas
La peste porcina, conocida también como cólera porcino, es una enfermedad contagiosa entre los cerdos, sean domésticos o salvajes. Es causada por un virus del género Pestivirus relacionado también con la dierra en los bovinos y la enfermedad de la frontera en los ovinos. El modo más común de transmisión es el contacto directo entre cerdos sanos, a través de la saliva, secreciones nasales, orina y heces.
Este padecimiento es no necesariamente presenta signos clínicos, pero se puede propagar por contacto con vehículos, corrales o ropa contaminada; además, puede permanecer meses en el animal y en productos elaborados a base de cerdo si se mantienen a temperaturas muy frías y por años.
Esta enfermedad, catalogada en el Código Sanitario para los animales Terrestres de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE por sus siglas en inglés); se encuentra principalmente en Centroamérica, Sudamérica, Europa, Asia y algunas partes de África.
Ante esta situación, se han creado vacunas y procedimientos de detección temprana; con la finalidad de evitar pérdidas tanto económicas como de cabezas porcinas. En los países donde se ha erradicado —Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda—, se cuenta con una política de sacrificio sanitario, que va desde la detección hasta el control de movimiento y eliminación.
Riesgos para la salud humana
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO); en la cadena de producción humana existen riesgos sanitarios que deben ser considerados. El constante contacto entre humanos y cernos hace inevitable que los agentes patógenos entre ambas especies se intercambien. Sin las medidas adecuadas, aumenta la probabilidad de enfermedades que pueden ser mortales en los seres humanos.
La OIE asegura que no se tienen pruebas de que la peste porcina tenga efectos negativos en los humanos; sin embargo, el consumo de carne de cerdo no inocua, puede desencadenar otras enfermedades.
Algunas de ellas son:
- Intoxicación alimentaria por salmonella o E. coli.
- Virus causados por cepas de Streptococcus suis, que pueden infecciones en la garganta, escarlatina, o desórdenes muy graves como neumonía.
- Cisticercosis, infección parasitaria causada por quistes larvarios en productos porcinos. Los quistes se alojan en el cerebro, músculos y otros tejidos; una de sus principales consecuencias es la epilepsia.
En años recientes, el consumo de carne roja y carne procesada también se ha asociado con padecimiento de cáncer. Se ha observado en procedimientos científicos que la carne procesada puede provocar cáncer colorrectal. Aunque cabe mencionar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) especifica, para otros tipos de cáncer, no todos los resultados son concluyentes.
Para prevenir riesgos de cualquier enfermedad causada por carne de cerdo, procesada o carne roja; la OMS trabaja con gobiernos nacionales para crear directrices nutricionales y medidas sanitarias. Asimismo, recomienda la moderación en el consumo de carne.
La FAO asegura que es preciso aplicar medidas de inocuidad a los alimentos en todos los procesos de producción: sacrificio, elaboración y venta. Además, hace hincapié en una reglamentación adecuada para el proceso de sacrificio e inspecciones obligatorias; así como la sensibilización y educación pública sobre este tema.