El primer satélite espacial se puso en órbita el 4 de octubre de 1957; fue nombrado Sputnik 1, y estuvo a cargo de la Unión Soviética. Se lanzó desde Kazajistán, durante un contexto de posguerra, con una ideología que le otorgaría objetivos bélicos en caso de ser necesario. Por fortuna, su creación y lanzamiento exitoso abrirían paso a nuevos usos y desarrollos tecnológicos que nos permitirían conocer más sobre nuestro mundo (y, posteriormente, otros). De hecho, una de las primeras tareas que se querían lograr con los satélites era un mapeo completo de la superficie terrestre.
Con el paso del tiempo, los satélites y tecnologías aeroespaciales comenzaron a necesitar otras características: se requerían aparatos menos pesados y robustos. Después de varias décadas, se ideó la creación de pequeños satélites con una nave nodriza (o principal) para realizar misiones en específico. Así, en 1999, en Hawai, de manera oficial se aceptaron varios dispositivos con diferentes especificaciones:
- Minisatélite, con una masa total de 100 a 500 kilogramos.
- Microsatélite, con masa total de 10 a 100 kilogramos.
- Nanosatélite con masa total de 1 a 10 kilogramos.
- Picosatélite, con masa máxima de 1 kilogramo.
Más tarde, los especialistas se dieron cuenta de la importancia de compartir el conocimiento sobre las misiones espaciales; había que encontrar una manera de bajo costo y que pudiera ser representada en cualquier lugar. De esa manera, se acuñó el término CanSat, que, como su nombre lo indica, es un satélite del tamaño de una lata de 350 mililitros; cuenta con sistema de telemetría y GPS, y su objetivo es ser lanzado y aterrizar en un sitio específico mientras recolecta datos como: presión atmosférica, temperatura, aceleración y velocidad de descenso.
La idea de un CanSat es que sea sencillo de realizar; pero que, al mismo tiempo, cumpla con la función de recrear, a escala, cómo sería una misión espacial.
Mexicanos en competencia

La presencia de equipos mexicanos en competencias científicas internacionales es cada vez más común. En esta ocasión, fue el equipo Quantum, de CETYS Universidad, a quien se reconoce por su participación en dos eventos recientes:
El primero, a nivel nacional, en Mexicali, Baja California, donde obtuvieron el tercer lugar con su CanSat; y el segundo, ARLISS Project, un evento especializado en el lanzamiento de cohetes CanSat y en el cual, por primera vez, hubo grupos mexicanos.
Los estudiantes del equipo Quantum, además, fueron los primeros mexicanos en competir en la categoría Comeback, en la cual crearon un Rover. El propóstio era simular las misiones en Marte. Para este proyecto, los estudiantes utilizaron diseño e impresión en 3D, así como programación avanzada.
Jerónimo Cardoze, Marissa Valenzuela y Gilberto Jacobi, integrantes del equipo Quantum, destacaron que este tipo de proyectos son una oportunidad para desarrollar sus ideas; y, al mismo tiempo, conseguir recursos, espacios y talento para continuar con el desarrollo de tecnologías que puedan ser aplicadas a la industria nacional.
El equipo Quantum está integrado por estudiantes y profesores de diferentes ingenierías como mecatrónica, mecánica, industrial y cibernética; así como por personas de las áreas sociales y administrativas.