La misión Chang’e 4 aterrizó el 2 de enero en el suelo del cráter Von Kármán, de 186 kilómetros de ancho; se convirtió así en el primer aterrizaje suave en lado no explorado de la Luna.
Esta misión tiene como objetivo comprender mejor la estructura, formación y evolución de la Luna.
A la Luna le toma alrededor de 27.3 días para orbitar alrededor de la Tierra. Debido a este fenómeno, llamado «bloqueo de marea», sólo podemos observar el lado «cercano» del satélite.
Ése es el lado más visitado a lo largo de los años: seis misiones Apolo tripuladas de la NASA , son sólo un ejemplo.
El otro lado es más difícil de explorar, porque la masa rocosa bloquearía la comunicación directa con el rover. Para resolver esa situación, los científicos chinos lanzaron un satélite de relevo llamado Queqiao en mayo de 2018.
Queqiao se estableció en un punto gravitacional estable llamado Lagrange; desde el cual se se podrá mantener a la vista a Chang’e 4 y a la Luna.
El módulo de aterrizaje cuenta con una cámara de aterrizaje, cámara de terreno, espectómetro de baja frecuencia, neutrones, y dosimetría de aterrizaje lunar; los cuales estuvieron a cargo de investigadores alemanes.
El rover tiene la cámara panorámica, el radar de penetración lunar, el espectómetro de imágenes visibles y de infrarrojo cercano; así como el analizador de neutrales, con los que Suecia contribuyó.
Con estas características, Chang’e 4 podrá otorgar detalles de los alrededores de la Luna, explorar la composición de la superficie y la estructura en capas del suelo. Con esos datos, los investigadores podrán entender las diferencias entre los lados de nuestro satélite.
Chang’e 4 cuenta también con un experimento biológico para rastrear cómo los gusanos de seda, papas y plantas de Arabidopsis crecen y se desarrollan en la superficie lunar.
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