«Houston, aquí base tranquilidad. El águila ha aterrizado» fueron las primeras palabras que Neil Armstrong dijo en cuando su tripulación llegó a la superficie lunar. «Un gran paso para la humanidad» señalaría el primer hombre en pisar la Luna.
El 16 de julio de 1969, Armstrong, junto a Buzz Aldrin y Michael Collins, despegaron con un objetivo fijo: llegar al satélite de la Tierra e instalar aparatos de la NASA para estudiar este cuerpo celeste.
Neil Armstrong nació un 5 de agosto de 1930 en Wapakoneta, Ohio, Estados Unidos (EE. UU.). Estudió ingeniería aeronáutica en la Universidad de Purdue y realizó una maestría en Ciencias aeroespaciales en la Universidad de California del Sur.
Entre 1949 y 1952, fue piloto de la Marina de EE. UU., periodo durante el que participó en la guerra de Corea.
En 1958, ingresó al National Advisory Committee For Aeronautics —NACA— y fue asignado al Centro de investigación Lewis (ahora NASA Glenn), donde destacó por sus habilidades como piloto, ingeniero, astronauta y administrador.
Para 1962, ya se había especializado en la mejora de los métodos de entrenamiento y el desarrollo de los simuladores de vuelo. En 1966, participó en la operación Gemini 8. En dicha misión, hubo complicaciones que provocaron la pérdida del control de la nave; por fortuna, David Scott, el compañero de Armstrong, y él mismo, lograron separarse de la cápsula espacial para volver a Tierra.
Durante esos años, varias misiones Apolo fueron probadas por la NASA. El objetivo: llegar a la Luna. Para seleccionar a las tripulaciones, se solicitó el apoyo de Donald Slayton, uno de los astronautas del programa Mercury.
Slayton estableció un estricto sistema de selección: en cada vuelo participarían tres hombres; además, contaría con una tripulación de reserva y otra de soporte. Para que cada uno de los participantes pudiera entrenarse, los reservas serían titulares tres vuelos más tarde; así hasta lograr el objetivo.
Fue de ese modo como sucedieron las misiones Apolo 8, en la que las reservas eran Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins (originalmente, el suplente era James Lovell; pero Lovell intercambió su lugar con Collins para que este último pudiera recuperarse de una operación); seguida por Apolo 9 y 10.
Como lo indicaba el manual de selección, la misión Apolo 11 les correspondería a los reservas de tres misiones atrás; es decir, al equipo de Armstrong.
En dicha misión, Armstrong fue asignado como piloto del módulo lunar, y, al ser el encargado de dirigir el aterrizaje, tendría derecho a ser el primero en bajar de la nave.
Se dice que a Armstrong no le emocionaba pasar a los libros de historia como el primer hombre en pisar la Luna; pero las circunstancias le favorecieron:
Gus Grissom era el astronauta destinado a dicha misión; pero falleció en un incendio. Uno de los pilotos de la misión Apolo 10, Tom Stafford, declinó la oportunidad de ser el primero en llegar a la Luna. Y, aunque la NASA estimaba que el objetivo se cumpliría con Apolo 12, la excelente marcha en las operaciones concluyó con Apolo 11 como la misión exitosa.
Armstrong trabajó como profesor de ingeniería aeroespacial en la Universidad de Cincinnati de 1971 a 1979. Posteriormente, de 1982 a 1992, fue presidente de la empresa Tecnologías computacionales para la aviación.
Murió el 25 de agosto de 2012 por complicaciones cardiovasculares durante una cirugía.
Recientemente, The New York Times dio a conocer que su fallecimiento fue resultado de negligencia médica, la cual, hasta ahora había permanecido en las sombras debido a un acuerdo millonario entre el hospital y la familia de Armstrong; sin embargo, salió a la luz este 2019 en el marco del 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna.
A pesar de estas situaciones, Armstrong es recordado como el primero en pisar la Luna. Asimismo, fue condecorado en 17 países. Entre algunos de sus honores se encuentran: la medalla presidencial de la libertad; la medalla de oro del congreso; la presea de honor del congreso espacial; la medalla de servicio distinguido de la NASA; entre otros.
Fuentes: NASA.gov, space.com, The New York Times, El País.
Foto de portada: NASA