Ciencia Ciencias biológicas y ambientales

Bajar emisiones de GEI: nuestro pendiente

Las formas de habitar la Tierra pueden leerse a través de los cambios en la temperatura global, no hay excusas, la humanidad es protagonista de la catástrofe ambiental. Con los procesos naturales la temperatura de nuestro planeta incrementó 7 ° C en 9 mil años, a nosotros nos ha tomado menos de un siglo incrementar 1.2 ° C esa misma magnitud.

La organización no gubernamental Germanwatch publicó esta semana su análisis anual titulado Índice de Riesgo Climático Global (1) en este conocemos a las regiones más afectadas por el cambio climático.

El informe señala que “entre 2000 y 2019 murieron 475 mil personas como consecuencia directa de más de 11 mil fenómenos meteorológicos extremos y las pérdidas económicas ascendieron a unos 2,56 billones de dólares estadounidenses”. Los países más afectados fueron Puerto Rico, Myanmar y Haití.

El informe refiere que “los impactos de fenómenos meteorológicos extremos golpean con mayor dureza a los países más pobres, ya que son particularmente vulnerables a los efectos dañinos de un peligro, tienen una menor capacidad de supervivencia y pueden necesitar más tiempo para reconstruirse y recuperarse”. 

Hoy, en el Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre, también conocido como Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de Dióxido de Carbono (CO2) resulta necesario recordar qué son las emisiones, cómo se causan, por qué son peligrosas y qué podemos hacer al respecto. 

Los efectos del calentamiento global son tan inminentes que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (2) (IPCC , por sus siglas en inglés), estudia este problema a través de cuatro subgrupos; tienen uno para la mitigación, pero debido a que la situación apremia con evidencia sobre impactos ineludibles, existe un subgrupo para atender los efectos, adaptación y vulnerabilidad; es decir, para los hechos que ya tenemos asegurados por descuidar y contaminar el planeta.

Mientras las plantas respiran nosotros sofocamos el ambiente

El CO2 es uno de los compuestos químicos más abundantes en la atmósfera; su emisión se debe a la oxidación de alimentos para la obtención de energía en plantas y animales, así como a las erupciones volcánicas, pero el volumen de este gas ha ido en aumento debido a la producción agropecuaria, la quema de combustibles fósiles, las industrias, la deforestación y otras actividades antropogénicas.

En promedio, un tercio de las emisiones de este gas a escala mundial  se debieron a actividades agrarias y de la construcción, la industria 29.4 por ciento y el transporte 27.7 por ciento del total. 

La elevación de CO2 desde la Revolución Industrial es reportada por la NASA  en “47 por ciento encima de los niveles preindustriales encontrados en 1850 (3)”. 

Junto a otros gases, el CO2 contribuye al aumento de la temperatura ambiental mediante un proceso conocido como efecto invernadero, en el cual la radiación que la superficie terrestre absorbe luego de recibirla del sol es emitida en una nueva longitud de ondas de regreso a la atmósfera.

Algunos gases no absorben radiación del sol cuando esta  viene del espacio a la Tierra, pero sí absorben la radiación que la superficie terrestre refleja de regreso al espacio, estos gases retienen el calor y son conocidos como Gases de Efectos Invernaderos (GEI). El CO2 es el más abundante. 

Este efecto es estudiado mediante el forzamiento radiativo, que es la diferencia entre la cantidad de energía que llega a la atmósfera y la que se devuelve al espacio exterior. Este cálculo refleja que la Tierra retiene más energía con la presencia de actividades humanas como la quema de combustibles fósiles.

En el medio ambiente, el CO2 es la sustancia que más contribuye al efecto invernadero, es decir, absorbe gran parte de la radiación y la retiene cerca de la superficie terrestre, produciendo un calentamiento progresivo de la misma. 

En una conferencia (4) organizada por el Museo de la Luz, la investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera en la UNAM, Paulina Ordóñez Pérez, explicó que los GEI “tienen un poder de calentamiento y un período de vida diferente, algunos tienen un período de vida tan largo que por mucho que dejemos de emitir ahora los GEI completamente, cierto calentamiento ya es inevitable, porque van a permanecer en la atmósfera hasta miles de años”.

Limitar el calentamiento del mundo a 1.5° C

Paulina Ordóñez también señaló que, para hacer escenarios futuros, las investigadoras usan modelos de circulación general de la atmósfera, algoritmos matemáticos que consideran componentes del clima global, además de rasgos económicos y sociales, como el crecimiento demográfico, cualidades que, entre otras, determinan nuestro uso de energía, producción y uso de recursos.

Detalló que este tipo de modelos deben contemplar una evolución extensa de muchos años para tener una estimación sólida; estas son el tipo de investigaciones, entre otras, consideradas por el Ipcc al hacer informes especiales (5) como el de 2019 que muestra un escenario donde la temperatura global se imita a 1.5°C respecto a niveles preindustriales.

El documento basado en 6 mil investigaciones apunta con alta probabilidad que entre 2030 y 2052 el calentamiento global llegará a 1.5°C de seguir el ritmo actual. Indica también que aumentarán los episodios de calor extremo en la mayoría de las regiones habitadas, así como las precipitaciones intensas en algunas zonas y sequías en otras.

Una de las intenciones del informe es apuntar a una meta más ambiciosa que el limitar el calentamiento global 2°C  es pensar en hacerlo a 1.5 °C, acotando que en cuestiones de biodiversidad y salud humana la evidencia tiene un panorama mejor en el rango de 1.5 °C, por ejemplo, “se reducirán los incrementos de la temperatura en los océanos, el aumento vinculado de su acidez y el descenso en su nivel de oxígeno”.

Como es visible en los informes del Ipcc, respecto al calentamiento climático hablamos de un consenso global. En el siguiente gráfico, la NASA reunió las proyecciones de distintas organizaciones científicas líderes en el mundo respecto a las anomalías de temperatura en los últimos años.

COVID-19 y cambio climático

En su presentación “El drama del cambio climático”, Paulina Ordoñez manifestó la vinculación del cambio climático y los virus de origen zoonótico como el SARS-CoV-2.

Señaló que el riesgo de estas pandemias es mayor ante un creciente número de especies en peligro de extinción, dado que la “biodiversidad nos protege de que algunos virus salten de los animales a los hombres. Muchas de las enfermedades emergentes que tenemos las personas vienen de los animales, pasó con la gripe aviar y con la gripe porcina”.

Agregó que «la diversidad de animales y plantas funcionan como un escudo protector, Muchas especies actúan como huéspedes de virus que ni siquiera conocemos aún. Si disminuimos esta diversidad y destruimos ecosistemas, facilitamos que dichos virus ‘salten’ al ser humano”.

Estabilizar el CO2, nuestro pendiente

Con el acuerdo de París, los gobiernos se comprometieron a reducir sus emisiones de GEI  para que el aumento de la temperatura se quede entre 1.5° C y 2° C, la sugerencia de la ONU es que los países bajen 45 por ciento sus emisiones en 2030 respecto a 2020.

Respecto a tal acuerdo firmado en 2015, Mario Molina (6), premio Nobel de Química destacó en su momento que al signar este documento los países deben hacer y comunicar sus esfuerzos para reducir sus emisiones bajo el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, bajo el cual cada nación debe entender sus posibilidades y asumirlas. 

Con la responsabilidad de informar a las autoridades mexicanas para la toma de acciones, en 2018 el centro Mario Molina realizó una propuesta para el gobierno de México en materia de cambio climático (7), en esta advierten que “México es un país muy vulnerable a muchos de los efectos negativos del cambio climático”.

Aconsejan que: “Con la reforma energética y la apertura consecuente a las asociaciones público-privadas, será ahora posible realizar las inversiones para eliminar las fugas, el venteo y la quema de gas natural, hacer cogeneración eficiente en las refinerías y centros de proceso, modernizar los quemadores, los hornos y las calderas y para instalar sellos secos en los compresores entre otras acciones ya identificadas”.

Por su parte, el gobierno de México, en su última actualización de la Contribución Determina a Nivel Nacional (8), refiere dos tipos de compromisos: los condicionados y los no condicionados.

Los segundos se refieren a los que serán implementados con recursos del país; entre estos están reducir sus emisiones de “GEI en un 22 por ciento y las de carbono negro en 51 por ciento respecto a la línea base construida en un escenario tendencial estimado para 2013″. En otras palabras, la reducción se plantea mediante acciones como impulsar medios alternativos de transporte, mejor planeación urbana orientada a sistemas de transporte colectivos y eficientes; así como el uso de energías limpias en la red eléctrica nacional y el fomento de tecnologías innovadoras en los ámbitos de almacenamiento y de redes inteligentes.

Para el sector industrial buscan fomentar la economía circular, y en la agricultura y ganadería, fomentar los sistemas agroforestales y agroecológicos, así como “la reducción de las quemas agropecuarias y la promoción de tecnologías de biodigestores para el uso sustentable de desechos animales”.

Para los compromisos condicionados que “requieren del apoyo de instrumentos financieros, técnicos, tecnológicos y de fortalecimiento de capacidades, que aceleren la ejecución de acciones de mitigación en el territorio nacional”, estos “permitirían incrementar la mitigación de emisiones, alcanzando una meta de reducción de hasta 36 por ciento de las emisiones de GEI y 70% por cientode las emisiones de carbono negro al 2030 respecto al escenario tendencial”.

Las causas han sido detectadas, los escenarios advertidos y las promesas gubernamentales están en la mesa, pero el compromiso global debe ir más allá de los intereses personales o de los deseos de la industria, sólo así los objetivos planteados como mitigación, más no como solución, pueden comenzar a andar.

Fuentes:

  1. https://germanwatch.org/sites/germanwatch.org/files/Global%20Climate%20Risk%20Index%202021_1.pdf
  2. https://www.ipcc.ch
  3. https://climate.nasa.gov/vital-signs/carbon-dioxide/
  4. https://pt-br.facebook.com/MuseodelaLuz/videos/552141868795682/UzpfSTY0Mzc2MTYyOTAzNDA1MjozMDgwODU2MTMxOTkxMjQ0/ 
  5. https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/sites/2/2019/09/SR15_Summary_Volume_spanish.pdf
  6. https://centromariomolina.org/5306-2/
  7. https://centromariomolina.org/wp-content/uploads/2018/04/Propuestas-Gobierno-cambio-climático.pdf
  8. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/603533/Contribuci_n_Determinada_a_nivel_Nacional.pdf 

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