Atlas de partículas elementales

La advertencia de Rachel Carson: no simplificar la vida

Primavera Silenciosa es un antídoto contra la arrogancia, tanto en el terreno de la ciencia como en nuestra relación con la naturaleza. En este libro de Rachel Carson la esterilidad de nuestras acciones se revelan imperdonables y la belleza estética de lo salvaje se nos antoja como la única vía para restaurar la biodiversidad. La obra de esta bióloga marina estadounidense cuestiona nuestra forma de presionar a la naturaleza y lo absurdas que son las jerarquías que suponemos de la vida.

Hoy tenemos una factura de daños más precisa que la de Rachel Carson. Tenemos a detalle las afectaciones de diversos químicos, los peligros de maltratar la Tierra y la alerta de muerte que representa saquear los ecosistemas. De ahí que indigne con mayor fuerza la advertencia que hace casi 60 años hacía Rachel Carson sobre una primavera silenciosa que se avecina. 

La escritora toma las primeras páginas para mostrarnos una tierra iluminada por el equilibrio de la naturaleza y sus simbiosis. Resulta un poco abrumador pensar que este espacio aglutinado de interacciones vivas y presentado a modo de fábula se convierte con mayor frecuencia en un fósil histórico, es decir, que el lugar idílico nos va quedando mas lejos con el paso del tiempo y las crisis climáticas. En cierto modo, la licencia literaria que Carson inaugura con un “Había una vez” se va pareciendo a una fantasía aniquilada con nuestras descuidadas acciones.

La bióloga marina no demora mucho para ponernos en nuestro lugar natural, aquel desde el cual concedemos o perpetuamos, nunca pasivos y siempre con repercusiones a nuestro ambiente. Con esto dicho, se dirige a la información que deberíamos tener en nuestras manos para actuar con responsabilidad. Sabiendo las culpas se abre el panorama a restaurar.

En primer lugar la autora ordena para nosotras lo que se sabía sobre la construcción de nuevos químicos. Luego transparenta los absurdos: ¿por qué creemos que los que matan indiscriminadamente, los pesticidas, no nos matarán? Nos da toda la evidencia que hasta ese momento era la más reveladora en torno a los insecticidas. Además, explica a nivel molecular la diferencia entre químicos e invierte algunas páginas para hablarnos de células, su oxidación y energía, así como lo que podría amenazarlas.

Se trata de un libro bien eslabonado que abarca los efectos de los pesticidas en el agua, las aves, los insectos, los mamíferos, las plantas y la humanidad. Es a la vez una obra transversal porque puntualiza el valor de las relaciones entre elementos.

Cuando entramos en escena como humanidad, Carson nos deja claro lo inviable de vincularnos con la naturaleza en términos de funcionalidad o colonización, matando lo que nos estorba o no sirve y masificando lo que funciona a nuestras economías. Nos dice que los matamalezas no tienen humildad, pero en el acto nos invita a tener un poco de humildad como especie.

Gardiner. Crédito: USFWS

De este libro se sale asombrada respecto a la delicada e inteligente forma en que la biología organiza los ecosistemas. También, vemos de frente el mundo vivo desmenuzado y herido. Traemos a la memoria los espacios naturales que antes nos maravillaban y que hoy se ven saqueados. Conocemos las motivaciones necias de combatir plagas cuyo origen es nuestro mal manejo de la naturaleza. 

Ante la agonía de las alondras y el testimonio mudo de las ardillas “¿quién no queda disminuido como ser humano?”, nos pregunta la autora.

Refugio Nacional de Vida Silvestre Rachel Carson. Crédito: Hollingsworth John and Karen, USFWS.

Rachel Carson escribió este libro con mucha lucidez, logrando dejar ideas memorables respecto al valor de la diversidad y el equilibrio natural: “La naturaleza ha introducido gran variedad en el paisaje, pero el hombre ha desplegado verdadera pasión por simplificarlo. De este modo deshace el edificio de divisiones y de equilibrio en el que la naturaleza contiene en sus límites a las especies”.

Este es considerado el primer libro divulgativo de ecología; sin embargo, considero que toda literatura que se detenga ante la naturaleza con la intención de aprender de ella ya antecede su obra, lo cierto es que este texto detonó el movimiento ambientalista en Estados Unidos.

Rachel Carson Monument Crédito: Ryan Somma

Su voz denunció y sumó las evidencias y faltas ante el uso de pesticidas. La advertencia de Carson desembocó en la aprobación de la Ley de Aire Limpio de 1963, la Ley de Vida Silvestre en 1964, así como en la Ley de Política Ambiental Nacional, la Ley de Agua Limpia y la Ley de Especies en Peligro.

Uno de los aciertos más vistosos de Carson fue saber dirigir la opinión pública mediante la lectura, pero no solo al tema en cuestión, también logró impulsar la investigación y dar lugar a la necesidad de indagar teniendo en cuenta que la ciencia impacta en nuestras vidas, por ello vale lo mismo entender cómo sirve la ciencia que evidenciar sus impactos e implicaciones planetarias.

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